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El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan es parte del Capítulo I de la Historia de Warcraft aparecida en la página web de World of Warcraft. Se trata a su vez de una revisión de la historia recogida en el manual de Warcraft III: Reign of Chaos en el que se llamaba El monte Hyjal y el regalo de Illidan, adaptando nombres y lugares a como se llaman en la actualidad.

En IconoWoWMini aparece otra versión retocada en forma de libro que los jugadores pueden leer.

En la nueva costa del destruido continente, dos cuerpos yacen inconscientes sobre la arena. Tyrande lentamente despierta, aún aturdida por la terrible explosión del Pozo de la Eternidad. Sobresaltada por la imagen de la muerte de su amado, se abalanza sobre el cuerpo de Malfurion quien, agotado por la lucha, se halla a su lado. Por la gracia de Elune habían sido salvados de la hecatombre. Sobre uno de los riscos de la costa, el semidios Cenarius le sonreía a la sorprendida sacerdotisa, quien aún no comprendía que su poderoso amigo les había rescatado de una muerte segura.

Los pocos elfos nocturnos que habían sobrevivido a la horrible explosión se habían reunido cerca de la costa. Los agotados héroes decidieron guiar a sus compañeros sobrevivientes para establecer un nuevo hogar para su pueblo. Aunque Sargeras y la Legión habían sido desterrados del mundo por la destrucción del Pozo, Malfurion y los suyos observaron el terrible costo de la victoria.

Entonces se dieron cuenta de que muchos de los Bien Nacidos habían sobrevivido al cataclismo. Ellos hicieron su camino por las riberas de la nueva tierra con los otros elfos nocturnos. Aunque Malfurion desconfiaba de las motivaciones de los Bien Nacidos, estaba seguro de que no serían una amenaza sin las energías del Pozo.

Para alegría de los elfos nocturnos, descubrieron que la montaña sagrada, Hyjal, había sobrevivido a la catástrofe. Buscando establecer un nuevo hogar para ellos mismos, Malfurion y los elfos nocturnos escalaron las faldas de Hyjal, hasta el valle allende el monte. Al descender al valle, entre los enormes picos de la montaña, encontraron un pequeño y tranquilo lago. En ese momento, uno de los Bien Nacidos se lanzó sobre las aguas con alegría indescriptible. Para horror de todos, las aguas del lago rebozaban de magia.

Illidan, que había sobrevivido al Ocaso, había llegado a Hyjal mucho antes que Malfurion y los elfos. En su locura por mantener fluyendo la magia en el mundo, Illidan había vaciado sus frascos con las preciosas aguas del Pozo de la Eternidad, en el lago de la montaña. Las potentes energías del agua rápidamente había formado un nuevo Pozo de la Eternidad. El exultante Illidan, creyendo que su nuevo Pozo era una ofrenda para las futuras generaciones, se vio contrariado cuando Malfurion le lanzó sobre el suelo. Malfurion le dijo a su hermano que la magia era innatamente caótica y que su uso inevitablemente llevaría a la corrupción y el sufrimiento. Sin embargo, Illidan se negó a abandonar sus poderes mágicos, y una vez más, el conflicto surgió entre los gemelos.

Sabiendo que la tendencia de Illidan a irrespetar los esquemas lo llevaría a romper las reglas, Malfurion decidió acabar de una vez por todas con la locura de poder de su hermano. Con la ayuda de Cenarius, Malfurion encerró a Illidan en una basta prisión bajo la superficie, las Tálamos Profundos, donde su apetito de poder se consumiría hasta el final de los tiempos. Para asegurar la prisión de su hermano, Malfurion encargó a una joven Guardiana, Maiev Shadowsong, para ser la carcelera personal de Illidan. Cenarius, a su vez, encomendó a uno de sus hijos, Califax el Guardián del Bosque, de asistir a la Guardiana en la custodia de Illidan durante las edades por venir.

Considerando que la destrucción del nuevo Pozo podría provocar una nueva catástrofe, los elfos nocturnos resolvieron no tocarlo. Sin embargo, Malfurion declaró que nadie volvería nunca a practicar de nuevo las artes mágicas. Bajo el ojo vigilante de Cenarius, los elfos comenzaron a estudiar las antiguas artes del druidismo con el propósito de sanar la tierra y hacer crecer de nuevo sus amados bosques en las faldas del monte Hyjal.

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En IconoWoWMini puede leerse por medio de un libro cuyo texto presenta algunas variaciones con respecto al publicado en la página oficial de World of Warcraft. Dicho libro puede encontrarse en las posadas de Auberdine, Trinquete y Villa Oscura así como en la Academia de artes arcanas en el barrio de los magos de Ventormenta. Cuenta para el logro Money achievement Erudito.


El Monte Hyjal y el obsequio de Illidan

Los escasos elfos de la noche que sobrevivieron a la explosión se subieron a rústicas balsas y lentamente se dirigieron a la única masa de tierra visible. De algún modo, por la gracia de Elune, Malfurion, Tyrande y Cenarius sobrevivieron al Gran Cataclismo. Los maltrechos héroes guiaron a sus compañeros supervivientes y se establecieron en un nuevo lugar.

Mientras viajaban en silencio, examinaron los restos de la catástrofe y comprendieron que sus pasiones habían sido la causa de la destrucción del planeta. Aunque Sargeras y su Legión habían sido aniquilados por la destrucción del Pozo, Malfurion y sus compañeros sobrevivieron para reflexionar sobre el terrible precio de la victoria.

Por su parte, muchos Altonato salieron ilesos del cataclismo. Se dirigieron a las costas de la nueva tierra, junto con los otros elfos de la noche. Aunque Malfurion desconfiaba de los Altonato, estaba tranquilo porque no podían causar verdadero daño sin las energías del Pozo.

Cuando los elfos de la noche arribaron a las costas de la nueva tierra, advirtieron que Hyjal, la montaña sagrada, había sobrevivido a la catástrofe. Con la intención de establecer un nuevo hogar para todos, Malfurion y los elfos de la noche subieron por las laderas del Monte Hyjal y llegaron a la cima azotada por el viento. Al descender en la boscosa hondonada, entre los enormes picos de las montañas encontraron un pequeño lago de aguas mansas. Aterrorizados, descubrieron que las aguas del lago estaban contaminadas por la magia.

Illidan, que también había sobrevivido al Diluvio, había subido a la cima del Monte Hyjal mucho antes que Malfurion y sus elfos de la noche. En su locura por conservar un reducto para la magia en el mundo, Illidan volcó en el lago de la montaña el contenido de sus viales: las preciosas aguas del Pozo de la Eternidad.

Las potentes energías del Pozo ardieron rápidamente y se fusionaron para crear un nuevo Pozo de la Eternidad. El exultante Illidan, que creía que el nuevo Pozo era un regalo para las futuras generaciones, se sorprendió al advertir la ira de Malfurion. Este explicó a su hermano que la magia era inherentemente caótica y que su uso conduciría inevitablemente a la propagación de la corrupción y la guerra. No obstante, Illidan se negó a renunciar a sus poderes mágicos.

Conociendo de sobra hacia dónde conducirían los implacables planes de Illidan, Malfurion decidió neutralizar de una vez por todas a su hermano enloquecido por el poder. Con la ayuda de Cenarius, Malfurion encerró a Illidan en un gran túmulo subterráneo, en el que permanecería encadenado e impotente hasta el final de sus días. Para garantizar el confinamiento de su hermano, Malfurion encargó a la joven celadora Maiev Cantosombrío la tarea de vigilar personalmente a Illidan.

Preocupado ante la certeza de que la destrucción del nuevo Pozo conllevaría una catástrofe aún mayor, los elfos de la noche decidieron dejarlo en su lugar. No obstante, Malfurion declaró que nadie volvería jamás a practicar las artes de la magia. Bajo la mirada atenta de Cenarius, empezaron a estudiar las antiguas artes de los druidas con el propósito de sanar el planeta herido y replantar sus bosques amados en la base del Monte Hyjal.

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